TÚ ERES MI DIOS. Qué sucede cuando dices esto
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2 noviembre, 2016Es básica e importante nuestra humildad ante Dios para poder perdonar. Solamente seremos capaces de perdonar cuando hemos cultivado este fruto del Espíritu Santo. Antes de hablar del perdón veamos qué significa ser humildes ante Dios:
• Es reconocer que Él es soberano y aceptar su gobierno en nuestra vida.
• Es hacer lo que Él nos dice que hagamos.
• Obedecer su Palabra.
• No es sólo decir «me humillo ante ti, Señor».
• Es buscar agradarle con nuestra vida.
Hoy hablaremos del perdón que Jesús nos enseñó con sus palabras y con su ejemplo.
Veamos las dos caras del perdón. Pedir perdón es tan necesario como el perdonar. Es necesario que primero aprendamos a reconocer nuestros errores.
Justo aquí es donde necesitamos grandes dosis de humildad.
Dice la Biblia:
“Por eso, si llevas al altar del templo una ofrenda para Dios, y allí te acuerdas de que alguien está enojado contigo, deja la ofrenda delante del altar, ve de inmediato a reconciliarte con esa persona, y después de eso regresa a presentar tu ofrenda a Dios.” Mateo 5:23, 24
Parece que esta instrucción es un poco dura para nosotras. De por sí, es difícil perdonar; pero pedir perdón ¡es-o-tra-co-sa!
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Cómo es la humildad ante Dios
La humildad no es algo que tengamos que pedirlo al Señor, esto es algo que tenemos que practicar todos los días para poder lograrlo.
Te menciono algunos pasos para cultivar la humildad mediante el perdón:
1.- Oremos para que el Espíritu Santo nos convenza de pecado. Así será más fácil porque nos damos cuenta cuando ofendemos a alguien,
2.- El siguiente paso es reunir suficiente humildad y valentía para pedir perdón. Muchas veces sí reconocemos nuestro error pero nos cuesta trabajo pedir perdón.
Pero debemos saber que un corazón humilde es algo que nosotros decidimos. Por eso es algo por lo que tenemos que orar. Ser humilde es una actitud que no es fácil tenerla sin la ayuda del Espíritu Santo.
3.- El último paso es buscar la restitución del daño hecho a la otra persona. Hacer lo posible para que la herida que le causamos con nuestra ofensa sea sanada. Sólo así Dios va a aceptar nuestras ofrendas de adoración y entrega a Él.
Tu servicio y adoración a Dios sólo es agradable cuando perdonamos, pero también cuando aprendemos a pedir perdón.
El Señor se agradará de todo de lo que hagamos para Él, si nuestro corazón está libre de orgullo al perdonar a nuestro prójimo.
Tanto el perdonar como el pedir perdón son algunos aspectos de la humildad. Empecemos a practicar mi amiga.
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Que Dios bendiga tu vida por siempre, tu amiga,
Lidia E. Cames
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