La inquebrantable fidelidad de Dios
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8 enero, 2024¿Has escuchado hablar de la gloria de Dios? Seguramente sí, en muchas ocasiones. Permíteme comentar contigo su significado y cómo puede impactar profundamente nuestras vidas, para que podamos vivir como mujeres sumergidas en la gloria de Dios. Tomando como punto de partida un poderoso versículo bíblico que afirma que toda la tierra está llena de ella.
La gloria de Dios es tan especial y sobrenatural que no es fácil de describir. Cuando Dios se reveló a Moisés, éste experimentó la grandeza de su poder, bondad, misericordia, compasión, justicia y perfección (Éxodo 34:6-7). Podemos comprender que la gloria de Dios es la combinación de todos sus atributos divinos. En los tiempos del Antiguo Testamento, pocos fueron tan afortunados como Moisés al recibir tal visión.
El profeta Isaías también fue bendecido con una revelación similar mientras adoraba en el templo. Él presenció a los ángeles rindiendo homenaje al Señor con estas palabras:
Santo, santo, santo es el Señor Todopoderoso; toda la tierra está llena de su gloria. Isaías 6:3 DHH
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Seamos mujeres sumergidas en la gloria de Dios
Querida amiga, esto implica que cada paso que damos, tú y yo, lo hacemos como si estuviéramos sumergidas en las aguas de una piscina celestial. Solo que, en lugar de una piscina, es la tierra, y en lugar de agua, es la deslumbrante gloria de Dios.
¿Cómo viviríamos si fuéramos conscientes de esta verdad en cada momento?
No necesitamos superpoderes para experimentar la gloria de Dios; Jesús cambió el juego al ponerla al alcance de todos los creyentes. Un momento que nos lo demuestra se encuentra en las palabras que Jesús dirigió a Marta en medio del dolor por la muerte de su hermano Lázaro, reprochándole que no llegó a tiempo para sanarlo. La Biblia dice:
Jesús le respondió: ¿No te dije que si crees, verás la gloria de Dios? Juan 11:40 NBV
El paquete completo de bendiciones
Esto implica que simplemente creyendo que la gloria de Dios llena la tierra, podemos experimentar sus beneficios. Podríamos presenciar milagros asombrosos, al igual que Marta, quien vio a su hermano resucitar.
Además, sentiríamos el amor de Dios de manera palpable en nuestro corazón, siempre conscientes de que su bondad nos rodea, independientemente de las circunstancias. La preocupación, la ansiedad, el miedo y la soledad ya no nos abrumarían.
Perdonar y pedir perdón a Dios y a nuestros semejantes se volverían acciones naturales, libres de la carga del rencor. Jamás nos sentiríamos solas, pues tendríamos la confianza en la fidelidad divina que nos acompaña constantemente.
Este paquete de bendiciones se abre por completo solo con creer. Imagina una vida más sencilla y agradable al reconocer que la gloria de Dios nos rodea. Te invito a abrazar estas dos verdades: primero, que la gloria de Dios colma toda la tierra, y segundo, que al creer, puedes verla actuar a tu favor en tu vida y en tu familia.
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Conclusión
En resumen, la gloria de Dios no es un privilegio reservado para unos pocos con habilidades extraordinarias; Jesús nos invitó a todos a experimentarla a través de la fe. Creer en ella nos da grandes beneficios: desde milagros notables hasta una paz que va más allá de las circunstancias.
Imagina una vida impregnada de su amor, donde el perdón fluye naturalmente y la confianza en su fidelidad disipa temores. Este regalo divino está al alcance de todos los que creen. Amiga, vivamos como mujeres sumergidas en la gloria de Dios. ¡Confiemos y experimentemos!
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Que el Señor bendiga tu vida y aumente tu fe, tu amiga,
Lidia E. Cames
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