Espera en el Señor

Las mujeres dichosas son las que son bendecidas por Dios.

No todas las personas pueden ser felices de verdad. Te hablo de una felicidad auténtica, una felicidad del corazón. No es felicidad en apariencia, sino una dicha que brota de tu interior hacia el mundo.

Nuestro versículo dice que esto sólo se puede lograr cuando ponemos nuestra esperanza en Dios. Porque la fuente de la verdadera alegría es el Señor.

Esperanza es una palabra que viene de esperar. Si tienes esperanza es porque has cultivado la capacidad para esperar con anhelo, paciencia y confianza.

La esperanza es verdadera cuando esperamos en Dios sin desanimarnos. 

El consejo de Dios es que no pongas tu esperanza en lo terrenal, porque Dios puede mover todo para que recibas la bendición que necesitas; por lo tanto confía en Él y espera todo de su mano. 

Poner toda tu confianza en Dios es algo que se aprende… tienes que entrenar a tu alma a tranquilizarse cuando decides esperar en Él.

Es una actitud que se practica y poco a poco se va fortaleciendo. 

Sólo espera en el Señor

Nos conviene esperar a pesar de lo que las circunstancias te ofrezcan un panorama contrario a lo que el Señor te ha dicho.

Mientras esperas te llenarás de alegría, sólo dedícate a confesar con tu boca: «Yo espero en el Señor». Aunque la situación que atraviesas sea muy dura, tu corazón se llenará de esperanza y paz; porque tienes un Dios que en su tiempo, te dará la solución.

Y tu Padre celestial se hará cargo de suplir cada una de tus necesidades. Acude a Él, hazle saber tu necesidad y alégrate mientras llega tu respuesta.

Hoy es un buen día para empezar a confiar en Dios y vivir con felicidad ¿no crees? 

Oramos:

«Mi Dios, hoy vengo a ti con mi corazón dispuesto a confiar en ti. Ayúdame a no dejarme llevar por las circunstancias. Renuncio a ver lo terrenal y elijo poner mi confianza en ti, que eres el dador de vida. Tú eres la respuesta a todas mis necesidades.

Voy a esperar en ti y en tu misericordia mientras pasa la adversidad. Descanso en tus promesas de provisión, protección y de ayuda para mí.

Sé que todo lo bueno viene de tu mano, así que no me separo ni un instante de ti. Mi alma se llena de tu paz, entre tanto que tu respuesta llega. En el nombre de Jesús».

Lee también: «Espera en el Señor con paciencia«.

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Que Dios fortalezca tu vida, tu amiga,

Lidia E. Cames

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