La victoria final de Jesús. Reto de Navidad Día 24
24 diciembre, 2024
La vida está llena de momentos duros que ponen a prueba nuestra fe y resistencia. En los Evangelios, vemos cómo Jesús, en el huerto de Getsemaní, enfrentó uno de los momentos más difíciles de Su vida. Su oración sincera y entrega al Padre nos dejan un ejemplo de cómo buscar fortaleza en medio del dolor. En el siguiente versículo vemos lo que Jesús nos enseña sobre la fortaleza:
«Padre, si quieres, líbrame de este trago amargo; pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya». Lucas 22:42 DHH
Estas palabras reflejan una combinación de honestidad, fe y sumisión a la voluntad de Dios. Que el Señor nos ayude a cultivar un corazón como el de Jesús.
Lo que Jesús nos enseña sobre la fortaleza
Jesús sabía el sufrimiento que le esperaba, pero aun así confió en el plan perfecto de Dios. Su ejemplo nos enseña que está bien reconocer nuestro dolor y buscar apoyo en el Padre celestial. No necesitamos ser fuertes por nuestras propias fuerzas; podemos encontrar fortaleza al rendirnos a Dios y dejar que Él tome el control de nuestras vidas.
La fortaleza no significa no tener miedo o dudas; significa confiar en Dios en medio de ellos. Así como Jesús se apoyó en el Padre, tú también puedes buscar refugio en su amor cuando los problemas parecen insuperables.
En su oración, Jesús se muestra vulnerable, reconociendo su dolor, pero también decidido a cumplir la voluntad del Padre. En ese momento de angustia, Dios le envió un ángel para fortalecerlo: “Entonces apareció un ángel del cielo y lo fortalecía” (v. 43).
Esto nos recuerda que aunque las circunstancias no siempre cambien o se hagan más fáciles, podemos confiar en que Dios siempre nos dará la fuerza para enfrentarlo. Su presencia y apoyo son constantes, incluso en los momentos más oscuros.
Cómo fortalecer tu espíritu en tiempos difíciles
En los momentos de prueba, es muy importante mantener una conexión constante con Dios. A través de la oración y la lectura de su Palabra, puedes encontrar la fuerza necesaria para seguir adelante.
Establece un «diario de oración» para anotar tus preocupaciones, entregándoselas a Dios en cada página. Revisa regularmente lo que escribiste y marca aquellas peticiones que Él ha respondido. Esto te recordará su fidelidad en momentos pasados y te dará esperanza para los desafíos actuales.
Si te sientes muy presionada por la falta de tiempo, intenta establecer una rutina corta pero constante: dedica 5 minutos por la mañana a leer un salmo y pedirle a Dios que fortalezca tu corazón durante el día. Si es posible, incluye a tu familia en esta práctica, orando juntos antes de comenzar sus actividades.
Una sugerencia de oración:
Señor amado, estoy enfrentando un momento difícil, y aunque mi corazón se siente abrumado por el miedo y la incertidumbre, quiero entregarte todo. Si es posible, por favor, aparta este dolor de mi camino, pero si este es el plan que tienes para mí, dame la fuerza para caminar en obediencia y confianza.
No entiendo todo lo que sucede, pero sé que tú ves más allá de lo que yo puedo ver. Ayúdame a aceptar tu voluntad, incluso cuando no sea lo que deseo, porque confío en que tus planes son siempre mejores que los míos.
Llévame de tu mano, renueva mi espíritu y llena mi corazón de paz. Dame el valor para seguir adelante, sabiendo que nunca estoy sola, porque tú estás conmigo. Te entrego mis miedos, mis dudas y mis cargas, porque sé que en ti encuentro descanso.
Gracias porque siempre me escuchas, porque me sostienes en mis momentos de debilidad y porque me amas con un amor que nunca falla. Confío en ti, Señor, y pongo mi vida en tus manos.
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Reflexión final
Querida cazadora, los tiempos difíciles son oportunidades para acercarte más a Dios y experimentar lo que Jesús nos enseña sobre la fortaleza. Así como Él confió plenamente en el Padre, tú también puedes confiar en que Él te sostiene. No estás sola; Él está contigo cada minuto del día y en toda circunstancia. Que tu fe sea renovada y tu espíritu fortalecido, incluso en las pruebas más difíciles.
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Que el Señor Jesús te fortalezca siempre, tu amiga,
Lidia E. Cames
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