Es muy cierto que la fe no es tuya, la fe te la da el Señor; muy bien, ya la tienes. Pero eres tú quien determina activarla, ponerla en práctica y mantenerla…
Recuerda que la fe viene por el oír, y el oír por la Palabra de Dios. Podrías empezar hoy declarando en voz audible esta palabra de poder, memorízala, medítala y declárala con fe:
«Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón; aunque contra mí se levante guerra, yo estaré confiado». Salmo 27:3
Repite con fe cada vez que sientas ansiedad o estrés por lo que está sucediendo en tu interior o a tu alrededor. Cuanto más te escuches declarando la Palabra de Dios, más crece tu fe.
Tú eliges confiar y el temor se aleja de tu vida. Dios traerá tranquilidad a ti. Sólo tienes que creer.
Muchas veces no necesitas que tus circunstancias cambien, sino que en medio de la tormenta confíes en Dios y tengas paz. Él actuará a tu favor, de eso no hay duda.
Tienes un Dios que no te abandona y que siempre está cuidándote. Sus promesas son fieles y verdaderas… y lo que más le agrada a Dios de ti es tu fe. Tu fe mueve la mano de Dios a tu favor.
2 Comments
Dios gracias por estas maravillosas palabras, que me alienta a seguir aun cuando mis circunstacias sean abversas.Creo y declaro sanidad sobre mi vida por la fe en tu hijo Jesus…Amiga gracias por dejarse usar
Verás el poder sobrenatural de Dios sobre tu vida E Curiel, Él es bueno… Un abrazo!